l Hospital Clínic ha atendido en tres años a un centenar de pacientes con esta sensibilidad, que se calcula que afecta a una de cada 1.000 personas, pero que Fernández alerta de que podrían ser más a largo plazo, porque no están probados los efectos de estos campos tras un período de muchos años.
El perfil de la mayoría de afectados responde al de personas con sensibilidad química a agentes ambientales y a determinados ambientes, pero empiezan a darse casos de hombres y mujeres que desarrollan primero una sensibilidad a estos campos.
De entrada, suelen ser trabajadores inmersos en un entorno, generalmente laboral, repleto de ondas electromagnéticas, "auténticos búnkeres" que provocan trastornos en algunos de ellos.
El experto ha criticado la ingente presencia de antenas, repetidores, redes Wifi, ordenadores y microondas en entornos comunes sin que se haya demostrado "a largo plazo" su inocuidad, y ha lamentado que exista "cierta tolerancia" hacia estos aparatos.
Por ello, ha recomendado evitar una exposición intensiva a estos campos, contemplar la posibilidad de comprar móviles de tercera generación que reducen la emisión de ondas, además de pantallas LED y protectores de pantalla para el ordenador.
Ha considerado inadmisible que en Barcelona haya "niveles de contaminación ilegales", y ha advertido de que en el futuro podría darse una situación como la ocurrida con el tabaco, al principio visto como signo de modernidad y actualmente prohibido en lugares públicos.
Dirigida por Francisco Canals, la Agencia de la Picaresca --antiguo Observatorio de Internet-- ha lamentado que estas personas deben vivir al margen de la tecnología y representan "la cara B de una sociedad cada vez más tecnificada".
De hecho, también ha señalado que han proliferado las empresas que ofrecen cortinas aislantes de redes Wifi.
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